14 sept 2013

Sobre nacionalismos e independentismos

A raíz de la última Diada se ha despertado un intensísimo debate sobre la independencia. No me considero nacionalista, pero creo positivo que se consulte a los catalanes sobre si quieren o no formar parte de España.

Vaya por delante que creo que los nacionalismos son una soberana gilipollez. Todos sin excepción. Los de toda índole. Desde los de pueblo, que hace que se lleven a matar los de Villarriba con los de Villabajo, hasta los plurinacionales que hace que algunos europeos se crean más guays que los estadounidenses… Por ser europeos, claro. Quedando entre medias los nacionalismos provinciales, regionales y nacionales. El nacionalismo es un invento basado poco más que en una raya pintada en un mapa y en un trapo de colores.

Normalmente tenemos el prototipo de nacionalista en la cabeza, como el habitante de una región periférica de la península (Cataluña, País Vasco, Galicia o Canarias, y cito éstas por ser las que hacen más ruido) que reclama con mayor o menor vehemencia la secesión del resto de España. Ojo, que digo "del resto de España", porque España, para bien o para mal, les comprende a ellos. Sin embargo son igual de nacionalistas la panda de ultraderechistas que claman la España Vna, Grande y Libre. Y también lo son muchos otros que sin ser ultraderechistas, simplemente se oponen la posibilidad de que se le pregunte a la gente qué quiere hacer con su vida, o incluso algunos que quieren que se pregunte sólo para tener la ocasión de votar en contra sin tener realmente un discurso elaborado. Me parecen igual de idiotas los que votan independencia sí, porque sí, como los que votan independencia no, porque no.

Sin embargo me parece fantástico que se consulte a la gente para que exprese su opinión. Porque esa es la base de la democracia. Que la gente decida, al mínimo nivel posible, sobre las cosas que les afectan. Habría sido estupendo que a los madrileños nos hubiesen preguntado si queríamos o no gastarnos el dineral que nos hemos gastado en tres intentonas fallidas de albergar los puñeteros juegos olímpicos, un tema sobre el cual llevo años posicionándome en este blog. A los ciudadanos de Oslo, por ejemplo, se les preguntó el otro día si querían o no embarcarse en semejante aventura para que fueran ellos, los contribuyentes, que a fin de cuentas son los que pagan la cuenta, quienes decidieran. Sin embargo no voy a hablar (hoy) de vergonzantes comparaciones de higiene democrática.

Habiéndome desmarcado como a favor de que a la gente se le consulte (esta y cualquier otra cuestión que les ataña), llega la pregunta del millón. ¿Qué me parecería a mí, como madrileño de nacimiento y de residencia, que Cataluña ganase la independencia? Pues francamente me daría igual. Lo mismo que cuando Sudán del Sur se independizó del resto de Sudán hace ahora un par de años, nada cambió en nuestras vidas. Si Cataluña se independiza lo único que cambiaría para el resto de españoles de a pie, es que habría que marcar un prefijo internacional para llamar a Barcelona. Y puede que ni eso. Sí, está el rollo ese de la contribución de Cataluña a la caja única, y el impacto que tendría su independencia en esa contribución. Pero aunque así fuera, ¿qué derecho tenemos el resto de españoles a retener a los catalanes en nuestra caja única por un motivo tan ruin y mezquino como el puto dinero? ¿Esa es la razón para impedir que se haga una consulta democrática a la ciudadanía? Y los alienados por el júrgol, que no teman por que el Barça dejase de estar en la Liga. Mónaco es un país independiente de Francia y su equipo, el AS Monaco FC, compite en la liga francesa sin mayores problemas.

El problema de que la frontera entre nacionalismo e independentismo sea tan borrosa es que en realidad el nacionalismo sólo es el recurso facilón del independentismo cuando éste está falto de ideas. Para que un pueblo reclame el autogobierno y la autodeterminación, en realidad sólo hace falta que lo desee. Esa es la condición necesaria y suficiente. Sin embargo esto, que es un principio filosófico no siempre al alcance ni de ideólogos ni de ciudadanos, frecuentemente no basta ni a unos ni a otros, y por ello se recurre al nacionalismo como base sustentante de la reclamación independentista. El nacionalismo se basa en una serie de características reales o inventadas que a ojos de algunos iluminados "justifican" ese deseo de independencia, que como acabo de decir, no necesita justificación alguna. Así surgen los graciosos "hechos diferenciales" y en ocasiones historias inventadas, como épocas pasadas de independencia y demás. El nacionalismo es una estafa, porque aduce razones absurdas, como haber sido independiente hace n años, que aun siendo verdad, no legitima ni deja de legitimar nada en el momento presente. Otro hecho frecuentemente aducido es tener una lengua o unas costumbres diferentes. ¿Acaso no podría reclamar independencia un pueblo que compartiese la misma lengua? El independentismo, por contra, es una aspiración legítima basada en la convicción de un pueblo (sea cual sea ese pueblo) a gobernarse por sí mismo y a decidir su propio futuro. ¿Se va viendo la diferencia?

Es cierto que los movimientos independentistas o secesionistas son alimentados, en muchas ocasiones (casi siempre, me atrevería a decir), por intereses frecuentemente económicos que usan las pasiones irracionales del pueblo como combustible para avivar las llamas del independentismo y así barrer para dentro. Esto ha sido siempre así. El independentismo que llevó en 1776 a la secesión de algunas de las colonias británicas de América, (compartiendo por cierto idioma, costumbres e historia con sus compatriotas de la metrópoli europea), tuvo un trasfondo inequívocamente económico debido a las condiciones draconianas de los impuestos que desde Londres se imponían (valga la redundancia) a importación de productos desde las trece colonias. Sin embargo es muy difícil que alguien que no tiene ni un mendrugo de pan que llevarse a la boca se parta la cara por defender el dinero de otro. Y aquí es donde los que tienen la manteca manejan las emociones de los otros diciéndoles que en realidad se les pide que sean unos patriotas. Y esto ha funcionado siempre de maravilla. Desde el siglo XVIII hasta nuestros días.

El nacionalismo, por lo ligado al dinero, ha sido siempre una cuestión de derechas. Por eso la izquierda siempre ha sido internacionalista, por considerar que tanto la definición de las naciones como lo que ello conllevaba (principalmente las guerras que libraban y en las que morían indefectiblemente los pobres), eran cosa de monarcas y jerarquías religiosas. Es decir, de la derecha. Por eso no puedo dejar de sonreír con maliciosa sorna cuando veo a partidos supuestamente de izquierdas, algunos dirían que incluso radical, como ERC, posicionarse como reclamantes fervorosos de la independencia. De CiU no me sorprende tanto.

Por supuesto también puede haber otros motivos como la decepción que recorre España con nuestra casta política, una panda de sinvergüenzas que medran en su propio beneficio o el de sus amigos, al igual que el españolito medio, todo sea dicho. No creo que la gente sea honrada a más no poder y se corrompan de golpe al firmar su acta de diputado. Seamos honestos con nosotros mismos. Vivimos en el país que lleva orgulloso como lamentable enseña nacional la picaresca de los cojones. El engañar al prójimo para sacar tajada. Volviendo al topic, tener una panda de corruptos de todos los colores posibles sin ideas para salir de la crisis (de esta crisis no vamos a salir nunca, pero al menos podrían intentar engañarnos que pensásemos que no son unos botarates). El desencuentro de los españoles (catalanes incluidos) es tal, que me resulta bastante lógico que se use cualquier recurso al alcance de la mano para intentar librarse de ellos, y el nacionalismo es uno de ellos. Por supuesto creo que los periódicos nos han enseñado que los políticos catalanes son idénticamente corruptos al político español promedio pero eso es algo que tienen que valorar, en este caso, los catalanes.

En definitiva y como resumen. Me da exactamente igual que Cataluña se independice o no. Honestamente eso es cosa suya, y a mí no me iba a afectar en gran medida ese hecho. Pero es que aunque me afectase, no me creo con la autoridad moral de posicionarme a favor o en contra de la independencia de un territorio en el que no he nacido y en el que ni siquiera vivo. Los motivos nacionalistas, banderas, rayas pintadas en un mapa, idiomas u otros me parecen una soberana estupidez.

4 comentarios. Deja alguno tú.:

Txema dijo...

He leído unos cuantos artículos de esta índole los últimos días comparto muchos argumentos pero todos tenéis un sesgo: no os gusta el fútbol y realizáis una simplificación del asunto Barça (siempre Barça, que pasará con el Espanyol o el Lleida o el Girona o el Nastic). Y siendo este una cuestión que mueve tantas masas, no es baladí.

La percepción que se tiene en la LFP y la RFEF es que Rosell quiere la independencia pero venir a casa a limpiar la ropa y llevarse tuppers. Y puso tres ejemplos de equipos que juegan en ligas distintas: Mónaco, Swansea y Derry City. Tres ejemplos falaces.

Mónaco es un estado de 2 km cuadrados que difícilmente puede crear una liga propia.

El Swansea (y otros 5 equipos galeses) jugaban en la Premier pero al crear Gales su propia liga en 1984 se les dejo decidir si seguir en una u otra. Al crear Gales su liga, no al independizarse Gales. Es el mismo caso que el FC Andorra y su liga creada en 1995.

El Derry City de Irlanda del Norte juega la liga de Irlanda después de 2 años sin jugar porque los enfrentamiento de católicos y protestantes en los 70 impedían abrir el estadio. Tras 14 años solo con infantiles, alevines y juveniles en 1985 se les inflaron las narices y se cambiaron de liga con permiso de la FA y la UEFA.

La LFP solo puede albergar equipos de la RFEF y esta solo acoge a equipos del estado español (y al FC Andorra) Cualquier transgresión de esa norma conllevaría la descalificación de la LFP para competiciones europeas por parte de la UEFA que es tajante: la creación de un estado nuevo conlleva la independencia de su federación.

Así que no hay acuerdos que valgan, si Cataluña se independiza no podrá estar en la LFP y el batacazo económico del Barça será inevitable. Y las protestas culés tendrían mucho que decir ahí.

Nacho dijo...

No veo la falacia de la que hablas por ningún lado. Evidentemente con la normativa actual no podría jugar, pero bastaría con que la LFP cambiase su normativa de acuerdo con la RFEF para incluir equipos de la RFEF y de la futurible federación catalana correspondiente y punto. No veo dónde está el problema, ni la imposibilidad de cambiar una norma tan chorra toda vez que estamos contemplando la posibilidad de cambiar una norma mucho mayor (la Constitución Española).

Dependerá de que la LFP le interese o no. Y como es una cuestión motivada esencialmente por el dinero, ya te digo yo que determinados equipos grandes pondrán lo que haya que poner para que la LFP admita los equipos de la federación catalana que sean menester.

Txema dijo...

Si la LFP cambia su normativa para incluir a la federación de otro estado, la UEFA excluiría a la RFEF (se compite por federaciones) de las competiciones europeas y eso incluye también a la selección. La UEFA ya les ha avisado.

Es la razón por la que el Celtic y el Rangers siguen en la liga escocesa, que es anterior a la creación de la Premier Leage. Cuando amagaron con irse a la liga inglesa, donde se mueve más pasta y hay más competitividad, la UEFA se lo dejó muy clarito a la FA.

Nacho dijo...

La misma norma o excepción a la misma que permite que el FC Andorra compita en la LFP, podría ampliarse para los equipos catalanes.

Lo que intento expresar es que las normas y las excepciones las creamos las personas, y las modificamos las personas cuando necesitamos hacerlo. No te digo que "con la normativa actual" no sea imposible. Puede que así sea, claro. Pero también es imposible la secesión de Cataluña "con la normativa actual". Insisto, toda norma es un artificio humano, y somos los humanos quienes las creamos y cambiamos.

Y como probablemente el FCB sea uno de los clubes más mediáticos del planeta Tierra, dudo mucho (me dice el sentido común) que ningún organismo (RFEF, UEFA o la que sea) quiera buscarle las cosquillas simplemente "porque sí".

A lo mejor le estoy dando a esto, que es una cuestión tremendamente mundana, una aproximación demasiado filosófica. No sé.

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